Artefacto en forma de cajón rectangular construido artesanalmente a partir de cuatro tablones de madera claveteados y reforzados al exterior por aros de alambre. Una de sus bases se presenta cerrada mediante rejilla formada por el entrecruzamiento de cuatro varillas de hierro, mientras que la opuesta, que sería la entrada, presenta tapa o portezuela.
La trampa se disponía tumbada horizontalmente en la entrada de la madriguera, con el extremo abierto hacia la entrada, y fijada con la ayuda de varias estacas clavadas junto a los costados, para evitar que el animal la desplazase. Una vez colocada sólo quedaba esperar a que el animal saliese de la madriguera y entrase en el cajón, que el debía creer una prolongación de la entrada de la misma ya que al fondo podía ver la luz que la rejilla dejaba pasar. Una vez en el interior, el cazador, que había estado a la espera, sólo tenía que levantar la trampa por el otro extremo y cerrarla.
Estas trampas para raposos se utilizaron desde antiguo en el Pirineo aragonés, País Vasco, Navarra y Cantabria, y se las conoce con el nombre de "arquillas". Habitualmente una arquilla era de uso común para varias aldeas o caseríos.