Muñeca de trapo que representa a una mujer con bebé en brazos vestida con el traje de verano de las añas bilbaínas de finales del s. XIX y principios del XX. Cuerpo de trapo, cara con ojos y boca bordados y moño con dos trenzas de cabellos de lana marrón sobre el que presenta cofia de encaje blanco sujeto con par de agujones rematados por bolos de filigrana a juego del aderezo; pendientes de bola hueca y broche realizados en filigrana de color dorado; traje de dos piezas realizado con tafetán de algodón a cuadros combinando el rojo y verde con lista negra sobre fondo blanco; el cuerpo es muy ajustado con abertura central que se cierra con botones de perla negra flanqueado por pasamanería de color negro, cuello redondo a la caja, manga larga, cuello y puños duros blancos y postizos, pajarita de puntilla sujeta con broche; la falda plisada y con gran vuelo; delantal de batista blanca que se cierra en la espalda con gran lazada, medias negras y zapatos de charol negro; como ropa interior presenta enagua y pololos de hilo blanco. En la mano izquierda porta un bebe y en el derecho un sonajero de plástico azul. El bebé viste faldón de encaje blanco con lazos de raso azul; pelo de lana amarilla imitando rizos y con lazo de encaje. Se presenta sentada en silla de brazos, de madera, respaldo recto y asiento de cuerda.
Es una muñeca que perteneció a las hijas de una familia bilbaína que, en su exilio en Iparralde se lo dieron a Concha Azaola para el ropero de ayuda a gente necesitada que ésta, en los 50, al volver de su exilio en Biarritz a Bilbao puso en marcha en su domicilio. Esta iniciativa fue secundada por grupos de mujeres que, organizadas en amarrekos hicieron frente a las necesidades del momento. ,