Recipiente de madera, monóxilo, de forma troncocónica, base y boca ovalados, con la parte delantera de la boca avanzada con respecto a la base formando paredes oblicuas; en el lado contrario asa doble sobreelevado; horizontal que se adentra hacia el interior de la boca y vertical perforado con forma de ovalo para introducir por ella los dedos de la mano hasta la palma. La madera presenta quemaduras. Este kaiku perteneció al último gran artesano de útiles de madera, de Errazu, Navarra, Domingo Etxandi Elizetze (+) debido a las marcas de uso que presenta podría no haberlo confeccionado.
El kaiku, perteneciente a la cultura pastoril de Euskalerria y sin parangón en el resto de Europa, es un recipiente de excelente diseño para cubrir las funciones de ordeño y transporte de leche, a los que está destinado. Por la forma oblicua de una de sus paredes se adapta perfectamente a las labores de ordeño, permitiendo recoger con comodidad la leche colocado entre los cuartos traseros de la oveja y las piernas del pastor, agachado o sentado en una pequeña banqueta de madera. Esta forma permite, así mismo, verter sin derramar la leche, en otros recipientes como el cuezo (abatza) para la elaboración de productos lácteos. Doble asa, vertical y horizontal, facilitando asirlo de manera distinta según este vacío o lleno. La disposición del asa horizontal permite el perfecto equilibrio de la vasija a la hora del transporte sin que el contenido se derrame.
Este recipiente, al igual que el resto de los útiles de madera utilizados por los pastores en la elaboración de productos lácteos, ha sido sustituido en el tiempo por cubos metálicos de fabricación industrial, plástico y en la actualidad por los de acero inoxidable. Antes de su desaparición habían ido reduciendo su tamaño, no sólo por la dificultad de su elaboración sino también por la paulatina disminución en el diámetro de los árboles en los bosques autóctonos.
Desconocemos la antigüedad del kaiku, pero la utilización de vasijas de madera y el calentamiento de líquidos por piedras rusientes fue recogido en sus escritos por el filólogo alemán Humboldt, tras su viaje por Euskalerria en el siglo XVIII.