Merendero, título indicado en una inscripción a lápiz en el reverso, es una obra de indiscutible valor artístico e histórico. El período que transcurre entre 1899 y 1900 es importante dentro de la trayectoria artística de Picasso porque en él se materializa definitivamente su voluntad de realizar una pintura moderna, de vanguardia. Su producción de ese momento es tan diversa como plurales son sus intereses. Expresionismo y síntesis, en todo caso, pueden ser el denominador común de un trabajo en el que, a grandes trazos, conviven los dibujos de línea elegante y decorativa, realizados para la publicidad del café Els Quatre Gats, los retratos de sus amigos catalanes o bien toda una serie de dibujos y óleos, de latente simbolismo, realizados en torno al tema de la muerte.
Otra vertiente de su trabajo es la que deriva de su observación de los habitantes de la Barcelona obrera y menestral, en sintonía con el trabajo de Nonell, Mir y buena parte de la nueva generación mmodernista. Esta mirada no sólo se centra en el drama social, sino que también abarca el espacio cotidiano de estos personajes populares, su vida callejera, sus momentos de ocio y de diversión.
En Merendero, Picasso reúne a un grupo de estos personajes que disfrutan, comiendo y charlando bajo un toldo, de un soleado día de verano en una playa Merendero, título indicado en una inscripción a lápiz en el reverso, es una obra de indiscutible valor artístico e histórico. El período que transcurre entre 1899 y 1900 es importante dentro de la trayectoria artística de Picasso porque en él se materializa definitivamente su voluntad de realizar una pintura moderna, de vanguardia. Su producción de ese momento es tan diversa como plurales son sus intereses. Expresionismo y síntesis, en todo caso, pueden ser el denominador común de un trabajo en el que, a grandes trazos, conviven los dibujos de línea elegante y decorativa, realizados para la publicidad del café Els Quatre Gats, los retratos de sus amigos catalanes o bien toda una serie de dibujos y óleos, de latente simbolismo, realizados en torno al tema de la muerte. Otra vertiente de su trabajo es la que deriva de su observación de los habitantes de la Barcelona obrera y menestral, en sintonía con el trabajo de Nonell, Mir y buena parte de la nueva generación modernista. Esta mirada no sólo se centra en el drama social, sino que también abarca el espacio cotidiano de estos personajes populares, su vida callejera, sus momentos de ocio y de diversión.
En Merendero, Picasso reúne a un grupo de estos personajes que disfrutan, comiendo y charlando bajo un toldo, de un soleado día de verano en una playa cercana a Barcelona. Es ésta una obra de factura rápida, en la que los elementos están sencillamente esbozados a base de manchas de color reforzadas con la grafía del carboncillo y de las ceras. Con sencillez y con el mínimo de recursos plásticos, todo está perfectamente explicado, sin lugar para la anécdota o la descripción. Bajo un punto de vista estilístico, Merendero se halla también en el origen de una impresionante serie de pasteles, fechados a partir de 1900, dedicados a las corridas de toros, en los que dicho lenguaje alcanza su mayor grado de perfección y originalidad.
En paralelo a su nueva voluntad artística, se produce el progresivo alejamiento de Picasso de las vías de difusión oficiales. A partir de ahora su obra se dará a conocer en carteles publicitarios, ilustraciones para las revistas de la vanguardia intelectual de Barcelona y exposiciones celebradas en Els Quatre Gats u organizadas por la vanguardia artística del país, abandonando definitivamente los canales de divulgación artística tradicionales.
Precisamente dentro de esta difusión vanguardista deben enmarcarse las Exposiciones de Arte Moderno o Modernista de Bilbao, la primera de las cuales fue inaugurada el 11 de agosto de 1900 en los locales de las Escuelas de Albia. La presencia de Picasso en la muestra de Bilbao aparece anunciada por primera vez en el diario El Nervión del 31 de julio de 1900. Pero sólo a través de un anónimo comentario sobre la Sección Catalana, publicado en El Noticiero Bilbaíno del 18 de agosto de 1900, es posible identificar con precisión la obra exhibida. Aunque ésta podría no ser la primera aparición pública de Merendero: quizás se haya expuesto seis meses antes en Els Quatre Gats de Barcelona, en la primera muestra individual de su obra. Celebrada en febrero de 1900, la exposición es sobradamente conocida. No sucede así con su contenido, imposible de establecer hasta el momento. La confirmación de la más que probable participación de Merendero en Els Quatre Gats permitiría circunscribir la cronología final de ejecución de la obra a enero de 1900. (Nuria Rivero, 2009)