Cuando Boris Groys analiza la práctica artística como activismo no solo enuncia su distancia respecto a los proyectos utópicos, sino que centra su problemática en la cuestión de la estetización. Este tema ya había sido discutido desde este prisma por Rancière y Didi-Huberman, aunque estos autores centraron su polémica en la cuestión «política» del arte, obviando que lo político es un elemento intrínseco a la producción humana. Pero en estos textos ya encontramos el germen que Groys desarrollará al señalar el problema de desactivación que implica la estetización, tanto en el diseño como en el arte. Con todo, este autor vincula al diseño todas las producciones premodernas -las anteriores a la Revolución francesa-, y describe el proceso de desactivación como una reacción iconoclasta a los artefactos del poder anteriores a dicha revolución.
Si trasladamos esta problemática a Wellcome to Paradise (1995) de Rogelio López Cuenca (Nerja, 1959) encontramos como esta obra genera una triple lectura de este dispositivo de desactivación. Groys plantea que la estetización en el diseño activa estas producciones al hacerlas más atractivas, mientras que este proceso en el campo artístico las anula. Pero qué ocurre cuando el lenguaje empleado por el artista se sirve de los mecanismos del diseño publicitario, cuando la propia obra nos plantea este ámbito de atracción y deseo al tiempo que lo subvierte. Un eslogan abraza nuestra lectura de la imagen, compartiendo un código familiar que identificamos con las estrategias turísticas, mientras que el paraíso que se nos anuncia es un espacio de destrucción donde una figura empuja un carro de la compra. Dónde reside entonces el atractivo, en el inicio de una realidad distinta tras las llamas o en el status quo que ha propiciado esa situación. La imagen se activa y desactiva a sí misma generando, un espacio de disfunción del sentido que propicia una crisis de nuestra percepción de lo real.
Pero a estos dos sistemas, el del diseño y el artístico, se superpone un tercero, el propio texto como ente autónomo y en conflicto con la imagen. La formación inicial de López Cuenca es como filólogo, rasgo que transversaliza la lectura y la construcción de sus obras. No solo por el interés en el signo y en su estructuración sino por el propio peso del mismo en la construcción de nuestras realidades. El paraíso ha sido uno de los ámbitos más tratados en su producción artística. Lo encontramos tanto en el título de sus exposiciones -Paradise Lost, 1994-, como en sus proyectos -El paraíso es de los extraños, 1999- en proceso-, y al acercarnos a esa heterotopía, no podemos sino recordar que su nombre proviene del acrónimo Pardes, de las cuatro formas de leer el relato. Así que lo que permanece en esa imagen es el riesgo de atrevernos a leer nuestras realidades.
Eduardo García Nieto
Exposición El arte y el Sistema (del arte). Acto 1. Colección Artium, 2017
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En esta pieza, Rogelio López Cuenca despliega su habitual ironía, más aún si cabe, cuando nos presenta una imagen en la línea del affiche, del cartel turístico al uso en oficinas y agencias de turismo, diseñado para atraer visitantes. En él, bajo el título de Welcome to paradise (¿bienvenidos al paraíso¿), aparece a todo color un pavoroso incendio en un edificio aparentemente comercial, mientras, en primer plano, un hombre empuja el carro de algún gran almacén lleno de objetos, procedentes, se supone, del saqueo que el evidente desastre ha provocado. Nada parece lo que es, nos viene a decir. Ni éste supuesto primer mundo es el paraíso, tal como se piensa habitualmente, ni estamos a salvo de nada, sino que dependemos de un sutil hilo que en cualquier momento puede romperse. Ni siquiera podemos vender algo tan lógico como justicia, libertad e igualdad. Lo único que sacamos como conclusión es la paradoja de que la distancia entre la imagen del terror y una imagen bella es tan débil como lo somos nosotros, y tan enorme como la desigualdad social. López Cuenca, aquí, nos lo recuerda para nuestro escarnio moral.
Blanca de la Torre
Exposición Montaje de Atracciones (Tirar del hilo. Colección Artium), 2012
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Esta imagen, visualmente tan potente, podría corresponder a un cartel publicitario decorando una agencia de viajes o una oficina de turismo..., de no ser porque resulta, además de bella, tan perturbadora. Un paraíso que es un paraíso en llamas. ¿Una noche de destrucción, saqueo y rapiña? ¿Alguien que huye del horror con todas sus pertenecias en un carro de supermercado? ¿Occidente es el paraíso, el mejor lugar para vivir?
Rogelio López Cuenca (Nerja, 1959) mantiene un sólido compromiso social, artístico y político que es perceptible en toda su trayectoria. Como en muchas de sus obras, en esta López Cuenca se apropia de los recursos de los medios de comunicación y de la publicidad, y transforma el sentido de las imágenes y los mensajes. Y las palabras dejan ya de ser inocentes.
El artista firmó Welcome to Paradise, una combinación de serigrafía y óleo sobre papel, en 1995. La Diputación Foral de Álava la adquirió en 2004 para la Colección Artium -también hay obras suyas en el Reina Sofía, el MACBA, el MUSAC, el CAAC, el Patio Herreriano...-; hoy esta obra se expone en el Museo alavés dentro de la exposición El arte y el sistema (del arte).
Antón Bilbao
El museo de papel, 06/06/2017