Quintín de Torre (1877-1966) pertenece a la que se suele llamar generación novecentista y que supone una síntesis entre el idealismo y el realismo figurativo. Torre se forma en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao y en el taller de Serafín Basterra. Obtiene distintas pensiones de la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Bilbao lo que le permite conocer París, Italia y los distintos movimientos artísticos y estéticos del momento.
Las obras que forman parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Álava, San Juan y Nicodemus, pertenecen a una faceta de su producción artística, la escultura religiosa policromada que le proporcionó muchos éxitos e importante reconocimiento social. Torre siempre había cultivado la escultura religiosa con un recuerdo muy claro de la tradición española de la imaginería barroca (Gregorio Fernández, Martínez Montañes, etc.). De hecho, su San Juan, expuesto en la exposición de la Asociación de Artistas Vascos en Zaragoza en 1921 le valió un importante reconocimiento en la prensa del momento. Lo mismo ocurrió en 1927 cuando expuso el Paso del Descendimiento de la Cruz (realizado por encargo de la Diputación de Vizcaya) en la exposición del Círculo de Bellas Artes en Madrid. A partir de este momento, la imaginería religiosa va a ser una constante en su producción y como él mismo afirmaba, en ella buscaba "el mismo patetismo religioso de los antiguos, dentro de una técnica más convencional".
San Juan es una talla de medio cuerpo realizada en caoba. Se representa al discípulo como un hombre joven, con un estudio anatómico importante como se puede ver en el tratamiento del cuello y del pecho, lo que contrasta con la belleza idealizada que muestra su rostro.