Quintín de Torre es autor de una abundante producción escultórica, que incluye retratos, monumentos conmemorativos, imágenes religiosas y pasos procesionales, además de un gran número de obras de temática costumbrista y social. Su obra, que destaca por la calidad de ejecución, posee un fuerte carácter realista y una búsqueda de expresividad ligadas, por una parte, a la obra escultórica del belga Constantin Meunier (1831-1905) y, por otra, a la escultura española de los siglos XVI y XVII. Siempre dentro del realismo, es posible encontrar en sus retratos, sin embargo, variaciones de intensidad expresiva que van desde un intenso naturalismo hasta una idealización de acento clasicista. En este Retrato de muchacha es perceptible su voluntad de captar con precisión los rasgos físicos y el carácter del personaje, y su pericia como tallista.
Formado en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, Quintín de Torre completó sus estudios en Barcelona y París, a donde se traslladó en 1902 en compañía del pintor Aurelio Arteta. Allí conoció la obra de Rodin y Meunier -de quien procede su interés por el mundo del trabajo como tema artístico-, pero su apego a la imaginería barroca le mantuvo alejado de las tendencias artísticas más renovadoras. Pese a ello, realizó una obra original cercana, en su interés por los estilos artísticos del pasado, a la estética de la Generación del 98. Recuperó la tradición de la escultura policromada, tanto en piedra como en madera, y, aunque utilizó también el bronce, su interés se centró sobre todo en la talla.
Su apego a la imaginería barroca le mantuvo alejado de las tendencias estéticas más renovadoras de su tiempo, aunque en sus bustos y retratos, siempre dentro del realismo, es posible encontrar variaciones de intensidad expresiva que van desde el naturalismo hasta una idealización de acento clasicista, este último prueba de su interés por la escultura del Quattrocento italiano. Retrato de muchacha y Busto de anciana muestran su pericia como escultor, que le permite recoger con precisión los rasgos físicos y el carácter de ambos personajes. En la primera, captada casi en una instantánea fotográfica, las partes visibles del cuerpo han sido pintadas al óleo imitando las carnaciones naturales. (Miriam Alzuri)