Tiene esta masiva escultura la superficie marcada como una piel cubierta de cicatrices. Si no fuera un objeto inerte podría decirse que forjó su existencia a golpes que dejaron señales indelebles en su carne. Pero su carne es acero, 35 toneladas de acero que adquirieron su forma octogonal en la gigantesca forja de la acería Finkl de Chicago. Si se pasa la mano por ella -la escultura pública puede tocarse, a diferencia de la instalada en el interior de los museos- se puede imaginar la brutalidad del martillo que la modeló. Su autor es Richard Serra (San Francisco, Estados Unidos, 1939), considerado por muchos como el escultor vivo más importante e influyente. Finkl Octagon se inspira en la fortaleza de las columnas de los edificios del Románico, de cuya arquitectura el artista dice haber aprendido mucho. Llegó a la Colección Artium en 2009 mediante una dación en pago de impuestos a la Diputación Foral de Álava. Fue el propio Serra quien señaló su ubicación definitiva y permanente en el exterior del Museo, próxima a su entrada principal y en diálogo permanente con las cercanas obras de Chillida y Oteiza, a quienes admira.
Antón Bilbao
El museo de papel, 05/02/2018