Útil fabricado en una sola pieza que presenta pala cóncava, ovalada y apuntada, y mango plano, que en su mitad se ensancha y aplana, redondeándose en su extremo final. De mayor tamaño que las cucharas para comer, estos cucharones se empleaban para remover la comida cuando se estaba preparando en el puchero. En el medio pastoril navarro se denominaban raseras y eran utilizadas para remover las migas en el calderín.
Por su procedencia y fecha de ingreso este ejemplar es obra del cucharero de Mezkiritz - Mezquiriz (Valle de Erro), Marcos Saragüeta (Mezkiriz- Mezkiritz 1912-2003) a la que denomina kutxarona.
El oficio de cucharero de madera era duro y mal remunerado como el resto de las artesanías de la madera o pastoriles, únicamente un medio para completar la economía doméstica de aquellos que no tenían otro medio de vida. Elaboraban cucharas a destajo, vendiéndolas por docenas, a 2 pts. c/u y enviándolas en sacos a un intermediario catalán o vendiéndolas en los pueblos del valle (una vez en la plaza sacaban un bando y los vecinos se acercaban a comprar la cuchara o cucharas que necesitaban), éstas últimas siempre un poco más afinadas que las primeras y por tanto un poco más caras. Las cucharas a no ser que fueran por encargo eran sencillas, poco afinadas y sin decoración. Los modelos de Marcos Saragüeta eran: Kuxeta = cuchara normal de pico; Kutxarona = cucharón; cuchara de vuelta que solo hacía de encargo, parecidas a las de metal y tenedorea, el tenedor de madera.
Proceso: Los artesanos cuchareros solían subir a la montaña, donde se instalaban durante semanas o incluso meses en chabolas que construían ellos mismos para hacer acopio de material. Cortaban los troncos de boj "en leña" y apiladas sobre las caballerías las bajaban al pueblo. A veces aprovechaban para cortarlas en trozos de unos 22 cm de largo (en leña), cortándolas a lo largo en tablillas en verde con dos golpes de azuela, una por cada extremo, definiendo con una de ellas la parte cóncava de la cuchara. Los tallos cortados a medida o las tablillas (la madera se seca antes) se apilaban en sacos para bajarlos con el burro o las caballerías, a menudo aprovechando el viaje de vuelta que hacía semanalmente desde casa para traer las vituallas - "recao". En invierno con este material se trabajaba en casa donde las tablillas se desbastaban y afinaban en el banco (la forma del banco ayuda y da la curvatura a las cucharas) hasta conseguir la forma definitiva y guardarlas para su venta. En el Valle de Erro existieron cuchareros como el de Lintzoain, el de Aurizberri -Espinal y el de Aintzioa, sobreviviendo a todos el de Mezkiritz, Marcos Saragüeta, hijo y nieto de cuchareros que siguió con el oficio cuando el resto lo abandono en la década de los ochenta.