La representación de los contenidos sociales en la obra de Agustín Ibarrola ocupa un extenso periodo de su trayectoria creativa, situado entre mediados de los años cincuenta y finales de los setenta del siglo XX. Frente a la aventura abstracta de muchos de sus contemporáneos, que conformaron el proceso de renovación estilística de la denominada Escuela Vasca, la pintura de Ibarrola se mantuvo, durante este periodo, fiel a la tradición realista, entendida desde la militancia política, como único estilo posible para generar imaginarios comprometidos con la realidad. Dentro del contexto vasco, el arte, como la canción, el cine o el teatro, cumplió la función de trasmitir los mensajes políticos que por otros modos de expresión estaban censurados o directamente prohibidos.
En este contexto se inserta Carro, en la que el protagonismo único recae en un elemento propio de la cultura popular. El deslizamiento que propone el artista descansa en la transformación de algo aparentemente anodino en un icono inserto en las formas de representación de la «alta cultura». El empleo del gran formato acentúa la transgresión al dotar de estatus artístico a un objeto de aparente baja significación, pero con capacidad para representar a los trabajadores del entorno rural y campesino. El tratamiento estructuralmente plano y sin perspectiva lo aleja de su literalidad y enfatiza su carácter de símbolo, y lo inscribe dentro de una lógica idealista propia del arte de vanguardia de principios del siglo XX.
La inclusión de lo social en la obra de Ibarrola coincidió, en un periodo largo de tiempo, con su participación en Estampa Popular de Bizkaia, iniciado en 1962 junto con Dionisio Blanco y María Francisca Dapena, un proyecto de creación artística vinculado con lo popular y los entornos del ámbito laboral, marcado por su explícita actitud antifranquista. Pero a lo largo de su trayectoria, su trabajo ha simultaneado esta posición con proyectos experimentales, iniciados en los años cincuenta con su relación con el Equipo 57 (entre 1957 y 1962) y que han continuado en el tiempo con expresiones abordadas desde la diversidad de los lenguajes del arte, combinadas con sus intervenciones en espacios públicos y entornos naturales. [Juan Pablo Huércanos]