Escultura de bulto redondo que representa a una cabra con su cabritillo dispuesto a mamar. Las figuras aparecen sobre una base, con fondo rehundido plano donde se sitúan diversos agujeros para eliminación del aire interior durante la cocción, que quiere imitar la tierra con rocas y un tronco, que sería un puntal, en la tripa del animal.
Decorada con pinceles de colores aplicados sobre los animales para resaltar facciones, cuernos y pelaje y sobre la base imitando los colores de la tierra y vegetación.
Fabricado en la Fábrica de Porcelanas Bidasoa de Irún, es obra del escultor valenciano Francisco Catalá, que trabajó en Bidasoa entre 1965 y 1970, incorporándose posteriormente a la Fábrica Lladró, Valencia.
Porcelanas del Bidasoa comenzó su andadura en 1935. Desde sus inicios hasta 1948 tuvo mucha influencia la producción de las fábricas francesas de Limoges. Desde 1848 hasta 1954 fabricó vajillas y piezas de gran calidad con modelos únicos inspirándose en formas y decoraciones de fábricas ya desaparecidas. Posteriormente tomó rumbos más creativos de la mano de artísticas de nombre creando piezas más exclusivas. Tras muchos altibajos cerró definitivamente sus puertas en 2009.