De origen desconocido, este Calvario debió de coronar un retablo grande o bien constituir por sí solo un retablo de una capilla menor. Formado por tres piezas: Cristo Crucificado, Virgen Dolorosa y San Juan, se advierte en él diversidad de estilos. El Cristo, muy enjuto, es deudor de soluciones góticas por la extremada delgadez de sus miembros y la cabeza, sin corona de espinas, y por el gesto dramáticamente expresivo. La Virgen, envuelta en un manto de pliegues ampulosos, inclina la cabeza con expresión doliente y entrelaza las manos en ademán resignado; San Juan, más sereno, alza la mirada entristecida, la mano derecha sobre el pecho y la izquierda recogiendo en gesto cotidiano el manto que cae con naturalidad. Ambas figuras responden a estéticas más avanzadas, y muestran ya caracteres ajenos a la tradición gótica.
Las tres figuras componen un grupo de patética emoción, muy significativo de su fecha, en la órbita de Juan de Valmaseda (c.1488-después de 1548), el esculltor palentino que suma goticismo con incipiente renacentismo, que anticipa el expresionismo de un Berruguete, y cuya influencia, mezclada con la de Bigarny, se advierte en muchas de las esculturas y retablos de la comarca de Palencia. [A.E.P.S.]